Cada año, el Metropolitan Museum de Nueva York organiza una gala benéfica para financiar el Costume Institute, que cuenta con una colección de miles de trajes y accesorios pertenecientes a siete siglos de historia de la humanidad. La exclusiva fiesta siempre gira en torno al tema de su exposición anual, que este año se titula “Camp: Notes on Fashion” (“Camp: notas sobre la moda”). El objetivo es explorar los orígenes de la estética camp y su evolución, y el nombre es un claro guiño a Notes to Camp (Notas sobre lo camp), de Susan Sontag.
En un texto que no busca ser ensayístico y académico, sino fragmentario y heterogéneo −en consonancia con su contenido−, Sontag señala las principales características del camp, resaltando sus preceptos, sus manifestaciones y sus expresiones. Como sucede frente a la mayoría de los textos críticos de Sontag, todo está tan inteligente y precisamente expuesto, que parece poco razonable querer decir más o decirlo de otra forma, pero la Met Gala nos dio una excusa para recuperar este texto y recontextualizarlo.
Además, decidimos juntarnos con una experta para no hacer de esto un mero ejercicio teórico. Por primera vez en la historia de nuestro blog, incluiremos un análisis de una alfombra roja, gracias a la fashion blogger y estilista de moda @mcarochan.
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Notes to Camp
Un lector de 2019 no puede evitar encontrar correspondencias entre lo que lee en Notes to Camp y lo que ve a su alrededor. Las principales tendencias de la moda y la cultura, tanto alta como pop, apuntan a la idea de que estamos dotados −de forma inconsciente y colectiva− de una sensibilidad camp. La sensibilidad, dice Sontag, es el aspecto más decisivo, pero también más perecedero de una era, y rara vez encontramos en los estudios históricos indicios sobre ella. ¿Acaso la elección del camp como tema de la Met Gala es una pista sobre la sensibilidad de nuestra era, así como un intento de preservación histórica de este dato? Veamos.
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¿Qué es el camp?
Innatural, exagerado, personal, identitario, pasional, ambicioso, artificial, artificioso, esotérico, engañoso, frívolo, estético… son algunos de los adjetivos que Sontag escoge para delimitar las fronteras de lo camp, aunque advierte que la sensibilidad es algo inefable −que se aprecia solo a través de sus manifestaciones y no se puede sistematizar− hasta que se concreta en una idea.

Foto de Annie Leivobitz
“To talk about Camp is therefore to betray it”
Susan Sontag
Notes to Camp está dedicado a Oscar Wilde por obvias razones. ¿A qué personaje actual podríamos dedicarle estas notas a las Notas sobre el camp? Probablemente a Lady Gaga, una de las anfitrionas de este Met Gala, y tal vez la responsable más directa de la reinserción de la estética camp en la cultura popular de nuestro siglo.
Una premisa
“Decir que todas estas cosas son camp no es argumentar que son solamente eso”.
Susan Sontag
La victoria de la estética
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Lo camp es la tercera vía: no se inscribe ni dentro de la tradición ni en la vanguardia. Dice Susan Sontag que el camp es la victoria de:
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- El estilo sobre el contenido. Por eso las redes sociales están plagadas de cuentas rebosantes de seguidores cuya bandera es el lifestyle, el estilo de vida. No nos enseñan cómo vivir como ellos, −de hecho, no nos enseñan nada− solo nos muestran cómo viven, ¡y nos encanta!
- La estética sobre la moralidad. Basta un análisis superficial para dar un veredicto con el que la mayoría de la población mundial estaría de acuerdo: las letras del reggeaton y el trap son, por decir poco, cuestionables. Sin embargo, coronan las listas de éxitos musicales e imponen el canon estético (tanto en cuestiones musicales como en asuntos visuales).
- La ironía sobre la tragedia. ¿O acaso es una coincidencia que la nuestra sea la era del stand up commedy y los tuits irreverentes? “El camp y la tragedia son antítesis”, pero “hay seriedad en el camp (…) y, a menudo, pathos”, dice Sontag. La ironía, el sarcasmo y la parodia se han convertido en nuestra manera de metabolizar la tragedia, e incluso de movilizar la sensibilidad social sobre temas importantes. “Todo el objetivo del camp es destronar la seriedad (…). Más exactamente, el camp implica una nueva relación con ‘lo serio’. Se puede ser serio sobre lo frívolo, frívolo sobre lo serio”.
El camp y lo otro
Sontag dice que es más fácil reconocer una fantasía cuando no es nuestra. Es por eso, y no por un amor por lo vintage, que el camp pone la mirada sobre objetos lejanos. “El tiempo libera a la obra de arte de su relevancia moral [y a cualquier cosa de su contexto cultural], entregándosela a la sensibilidad camp”. Nuestra sociedad está inmersa en un eclecticismo cultural que viaja en el tiempo y el espacio: los 90 están en pleno auge y, al mismo tiempo, las personas caminan por las calles de las principales ciudades occidentales vistiendo kimonos.
Estructura camp
Sontag menciona las obras de Gaudí y el Art Nouveau como exponentes del camp en el territorio de la arquitectura y la decoración. Si bien hoy en día no tenemos ninguna manifestación que recuerde esa estética, no puede decirse que no haya camp en la arquitectura del siglo XXI. Por ejemplo, Dubai es camp. ¿Qué son los grandes rascacielos de superficies espejeantes, con sus formas soberbias y miradores en donde la ventana es, a la vez, el piso que nos sostiene, y cuyo único objetivo es hacernos sentir al máximo el vértigo de su extravagancia, de su exagerado tamaño? ¿No es camp un proyecto de rascacielo giratorio?
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Campsexualidad
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El mundo de la sexualidad siempre ha sido más sórdido de lo que hemos estado dispuestos a admitir, pero no se han vivido, en la historia del mundo, tiempos tan sexualmente diversos como los nuestros. Los jóvenes se declaran a sí mismos, a los cuatro vientos de internet y con toda naturalidad, desde asexuados hasta poliamorosos, pasando por una compleja gama de tendencias físicas, psicológicas y emocionales más amplias que la gama de colores del círculo cromático.
En su texto, Sontag menciona la androginia como camp; habla de la exaltación de la sexualidad a partir de su extrañación, de “la exageración de las características sexuales y el manierismo de la personalidad». Lo camp ha estado asociado a la cultura queer desde sus inicios, en Francia del siglo XVII, y la relación seguía siendo evidente en el siglo pasado. Pero mientras que en el 64 −cuando Sontag publicó su texto− la homosexualidad era aún una extravagancia, en 2019 ser homosexual no representa ninguna ruptura. Sin embargo, sigue habiendo una relación clara entre los individuos más camp de nuestra sociedad y los sexualmente más libres.
A pesar de tener más de medio siglo de edad, las notas de Sontag siguen vigentes (tal vez más en boga que entonces): «Being-as-playing-a-Role», dice Sontag, ser como la representación de un papel. El camp, continúa, todo lo ve entre comillas «no una mujer, sino una ‘mujer’». Hoy todo el concepto de género está entrecomillado: el sexo y el género no son lo mismo, ni son inamovibles para cada individuo, y la sexualidad no está determinada por ninguna de esas dos cosas.
El dandy contemporáneo

Amy Fine Collins en Thom Browne. Met Gala 2019. Foto de Vogue Magazine
“El camp es la solución al problema: cómo ser un dandy en la era de la cultura de masa”, dice Sontag. Mientras que los dandys originales, los del siglo XIX, eran snobs, la sofisticación estética del dandy contemporáneo no tiene que ver con la exclusividad; más aún, la vulgaridad resulta fascinante para esta nueva generación de dandys, quienes beben de las aguas subterráneas de la cultura de masas, convirtiéndose en manantiales de inspiración que hacen emerger a la superficie del buen gusto las tendencias más dudosas de la cultura pop.
Internet y cultura trash
“El camp es generoso. Quiere disfrutar” (Sontag). El internet se ha convertido en un templo del tamaño del mundo en el cual se glorifican tantas cosas como la imaginación humana puede contener. A pesar de su diversidad, hay un gusto inequívoco en internet: “un buen gusto del mal gusto” (Sontag). El camp nos abrió la puerta a este hedonismo que no discrimina lo disfrutable por su proveniencia; gracias a esto, el hombre de buen gusto no corre el riesgo de una frustración crónica, sino que le regala buen humor, dice Sontag.
Lo anormal en la vida, lo normal en el arte
El título de la Bienal de Arte de Venecia de este año es «May you Live in Interesting Times». En consonancia, la Met Gala parece decirnos «May you live in Camp times», siendo ambas frases, más que un augurio, una llamada a reconocer que vivimos, de hecho, en tiempos interesantes, en tiempos camp.
La alfombra roja rosa | Análisis de desfile por @mcarochan
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Antes de repasar los mejores atuendos de la noche, vale la pena destacar que la Gala del Met es una exhibición de arte, y los trajes deben ser evaluados como obras. No se trata de una alfombra roja usual, donde vemos trajes bonitos que podríamos usar para una boda.
Después de entender un poco más sobre la temática, llegó el día, y la alfombra rosada (¡muy camp!) se llenó de las celebridades más reconocidas del momento. ¿La parte más interesante? Ver cómo cada una de ellas, y sus estilistas, interpretan el controversial concepto que Susan Sontag definió. Veamos los atuendos como veríamos un cuadro, una obra de arte en la que cada quien representa el tema a su manera.
Tras unas tres horas deleitándonos con las maravillas −y también algunos horrores− del desfile, les voy a comentar los mejores atuendos de la noche.
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Junto a Ana Wintour −directora de Vogue y, por lo tanto, organizadora de toda la gala−, los coanfitriones de la noch fueron Lady Gaga; Alessandro Michelle, director creativo de Gucci −firma patrocinante del evento−; Harry Styles, quien ha sido imagen de Gucci desde el año pasado; y Serena Williams, quien lució un vestido Versace con zapatillas deportivas Nike x off-white, que fueron muy criticadas, pero que son una clara expresión de su personalidad como tenista (cosa también muy camp).
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Gaga, referente del estilo camp, fue de las primeras en llegar, y nos ofreció algo nunca antes visto en la gala: mientras subía las escaleras, dio un performance bastante teatral (¡muy camp!) y se cambió de traje tres veces, hasta quedar en ropa interior. Todos sus atuendos fueron del diseñador Brandon Maxwell, quién la acompañó a su llegada.
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La entrada a la alfombra rosa de Gaga inició con un vestido y tocado extravagantes de color fucsia; luego, develó un vestido negro palabra de honor, para volver después al color fucsia, con un slip dress estilo lencería un poco más ajustado y menos teatral que los anteriores. Por último, quedó en ropa interior para terminar su presentación. También hay que hablar de su maquillaje, que le dio el toque final a un estilismo de puntuación completa, con unas pestañas postizas de Marc Jacobs Beauty.
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Janelle Monae, siempre destacada por su arriesgado pero correcto estilo, vistió una obra de arte del diseñador americano, y miembro de CFDA, Cristian Siriano. El diseño de Janelle es todo lo que el camp bien ejecutado puede ser; además, es la prueba de que no se necesita lucir ridículo para lograr este estilo. El ojo de su vestido parpadeaba. ¡Alucinante!
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Saoirse Ronan, vestida de la marca patrocinante Gucci, impactó con un diseño ajustado a la silueta, decorado con unos detalles de apliques en los hombros con forma de dragones. Un look impecable, y uno de los favoritos de la noche.
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CARDI B, siempre excéntrica y un tanto polémica, fue coronada por muchos como la reina de la gala. Llevó un diseño de Thom Browne, compuesto por más de 30000 plumas, que requirió más de 2000 horas para ser confeccionado por 35 personas. ¿Exagerado? Sí, pero ¿no era ese el punto?
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Priyanka Chopra y Nick Jonas, una de las parejas favoritas de la noche, destacaron en Dior. Priyanka llevó un diseño personalizado y modificado de la pasarela de Dior Couture Primavera 2018. No solo le dio una tonalidad camp con un tocado impactante, sino que, además, representó a su cultura con el maquillaje.
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Ezra Miller fue uno de los hombres que más se divirtió con la temática, porque entendió que precisamente de eso se trataba, de salir del clásico tuxedo negro. Llevó un traje hecho a la medida por Riccardo Tisci para Burberry. El maquillaje y la máscara complementaron perfectamente el look. ¡Bravo por atreverse!
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Jared Leto, otro de los caballeros que siempre destacan por su excentricidad, fue vestido de Gucci y llevó en la mano su propia cabeza, tal y como fue visto en la pasarela de la firma italiana en su desfile otoño-invierno 2018.
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Kim Kardashian lució un vestido hecho exclusivamente a la medida para ella, de la casa Thierry Mugler. Esta genialidad de vestido, con cristales que imitan gotas de agua, es el primer diseño que el mítico Manfred Thierry Mugler ha hecho en 20 años. Probablemente no es el favorito de muchos, pero el trabajo detrás del diseño es simplemente fantástico.
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Zendaya transformó la gala en un cuento de hadas, al llegar con un vestido del diseñador americano Tommy Hilfiger, aparentemente negro, que luego fue transformado por un hada madrina en un vestido iluminado de la Cenicienta. Aunque en un primer momento nos dejó boquiabiertos, se sintió un poco repetitivo después de que Claire Danes llevara un vestido que se iluminaba en el año 2016.
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Katy Perry era un candelabro viviente en un diseño de Moschino by Jeremy Scott, y es la prueba de qué tan difusa es la línea entre el camp y el kitsch. Fue de las más excéntricas de la noche.
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Emily Ratajkoswki lució un vestido de Peter Dundas que toma inspiración de la reina por excelencia del camp de todos los tiempos: Cher. De hecho, varios atuendos tomaron cierta inspiración del cabello y pelucas de Cher, como el de Gigi Hadid −que lució Michael Kira− y el de Jennifer Lopez, en Versace.
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Kacey Musgraves, en un clásico Moschino by Jeremy Scott, lució como una muñeca Barbie en fucsia de pies a cabeza. Es un diseño típico de las pasarelas de Moschino y, aunque no fue muy arriesgado, representa lo definitivamente camp que es la era de Barbie Girl, de Aqua.
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Para terminar, Josephine Skrinver, quien asistió por primera vez a la gala, se lució con un diseño personalizado de Jonathan Simkhai, con flores bordadas a mano a lo largo de todo el vestido, calzado y tocado. ¡Espectacular!
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1 Comentario
Bravo, muy interesante este post. Os felicito.